Durante cada temporada vemos a esos jóvenes sufrir por encontrar un camino que no sea el camino de vuelta a las calles, las drogas, la violencia y en ocasiones, de vuelta a la cárcel. Quinell y Greenwood se rodean de psicólogos, trabajadores sociales y deportistas conocidos, realizan actividades de grupo y duros entrenos para acabar con un partido de rugby. La diferencia con otros realities es que en esta ocasión, School of Hard Knocks es visiblemente real: El dolor de los participantes es real, sus problemas también lo son y no hay guión establecido. Hay sufrimiento real, interno y externo. El espectador sufre con los problemas de los chicos para encajar en el grupo, con las recaídas de algunos que desaparecen a mitad de temporada y con las peleas espontáneas que muchas veces hacen el ya de por sí dificil trabajo de Quinell y Greenwood aún más dificil.
Pero en ese camino de autodescubrimiento, de redención y de segundas oportunidades el rugby les lleva de la mano para hacerles partícipes de una experiencia increible. El equipo se une capítulo a capítulo, y si bien la agresividad del rugby les sorprende casi siempre en los primeros entrenamientos, poco a poco encuentran en él una manera de canalizar su rabia, su ira, de transformar algo destructivo en una manera de construir. La pertenencia a un equipo les une, sufrir juntos, entrenar juntos, ganar y perder juntos. Los que han llevado una vida de dar golpes aprenden a encajarlos, los que huyen aprenden a hacer frente, los que persiguen aprenden a convivir. No hay un sólo participante al que el rugby no pueda ayudar. Frecuentes visitas de jugadores profesionales, o deportistas como David Haye les reafirman en que de verdad existe otro camino. La guinda la ponen un dúo de entrenadores que se complementan a la perfección: Quinnell, agresivo, honesto, apasionado y sincero. Greenwood, comprensivo, conciliador y reflexivo.
En estos seis años viendo el programa sin fallo, ninguna historia me impactó tanto como la historia de Pedro. Este Portugués de treinta y tantos había huido de su país natal tras sufrir un horrible historial de abusos por parte de su padre. Pedro explicó que su padre le ataba a un poste en las afueras de su casa y entrenaba a sus pastores alemanes haciendo que le mordieran. Después le pegaba una y otra vez con un palo. Esas brutales agresiones dejaron secuelas permanentes en el cuerpo de Pedro, un cuerpo maltrecho y sembrado de cicatrices. Un día, consciente de que si seguía allí la historia no tendría final feliz, Pedro decidió marcharse a Inglaterra. Pero la cosa no iba a ser fácil tampoco en las Islas. Sin trabajo, con unas aptitudes sociales dañadas por un trauma demasiado pesado, el camino de Pedro se volvía a torcer. Entonces llegaron Quinnell y Greenwood en 2011 con su School of Hard Knocks.
El año de Pedro fue notable por ser una de las temporadas más dificiles. Constantes peleas en los entrenamientos, enfrentamientos entre los chicos y un equipo que tardaba más de la cuenta en unirse. Hasta que Quinnell y Greenwood vieron en Pedro un líder y le nombraron capitán. Entonces todo cambió, y aquel joven roto por la violencia doméstica hizo suya la tarea de unir aquel crisol de personas, de establecer metas comunes, de llevar la energía negativa del grupo a duros entrenos y de poner un listón común.
"Tenemos la oportunidad de hacer algo grande, de inspirar a mucha gente. El otro día, después de mi primer partido de rugby , me levanté por la mañana, salí de la cama y por primera vez en mi vida me sentí capaz de hacer grandes cosas. Ojalá este partido de rugby ponga el listón al resto de nuestras vidas" - Pedro
Este año, con la nueva temporada desarrollándose en Glasgow, Pedro ha vuelto para seguir esa norma no escrita del rugby: Que lo que te ha dado lo transmitas a otros que lo necesiten tanto como tú lo necesitabas cuando lo descubriste. Cuenta que tras el programa en 2011 consiguió reconducir su vida, encontrar un objetivo, estudiar y ser contratado por una empresa de informática, amén de seguir jugando en los Haringey Rhinos. No es casualidad que Pedro encontrara al rugby y que el rugby encontrara a Pedro. En este deporte hay una pasión por aquellos que han nacido con esa mano perdedora, con esa pareja de doses, pero que se niegan a tirar las cartas. El rugby empuja a aquellos que han tenido que escalar la montaña imposible desde el primer día.
En este deporte triunfar no siempre significa tener una vitrina llena de trofeos y medallas, muchas veces consiste en jugar y ganar tú partido, sea en un estadio vacio, en un campo de barro o en el terreno de juego de tu vida. Y no dar un paso atrás. Pedro no saldrá nunca en la portada de una revista, o dara ruedas de prensa multitudinarias. Pero no hay ninguna duda de que es una de las grandes estrellas de este deporte.
"Las mariposas, esos nervios que sentís ahora mismo en el estómago, cuando salgan por esa puerta, se convertirán en dragones. Y esos dragones respiran fuego"
- Scott Quinnell.