Hay una escena en una película que siempre me viene a la mente en estos principios de año, donde todos nos fijamos unas metas y unos objetivos para lo que viene en los siguientes 365 días. La escena tiene lugar al final de la película “El Reino de los Cielos” filme sobre cruzadas y la lucha entre cristianos y musulmanes por tomar Jerusalén. |
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Otro año que se acaba y, una vez más, he visto el rugby de otra forma. He visto el rugby, y la vida, como una carrera de caballos. Después de un tiempo volví a experimentar esa tensión, esa mezcla de nervios y excitación en los momentos previos. La puerta cerrada, bajo tus pies una criatura que te llevará de cero a cien. Sentí las crines del caballo entre mis dedos, respiré fuerte y tensé los músculos. Y esa inyección de adrenalina, esas décimas de segundo en que se desata la tormenta ¡Allá vamos! El periódico inglés Daily Mail nos trae una conversación entre Clive Woodward y Jonny Wilkinson (Texto original: http://www.dailymail.co.uk/sport/rugbyunion/article-2478632/Jonny-Wilkinson-talks-Sir-Clive-Woodward-10-years-winning-World-Cup.html) , artífices de la victoria de Inglaterra en el Mundial de 2003. Ambos repasan el antes, durante y después de ese Mundial en una conversación imperdible. Aquí tienes el testo íntegro en castellano: Probablemente te has encontrado con uno de ellos, aunque escasean. Se entrenan y juegan alejados de las grandes luces. No es su estilo. A primera vista, simplemente, no parecen nada extraordinario. Pero más bien, lo extraordinario de su juego es la simpleza con la que hacen su trabajo. La armonía de los pasos pequeños. La vuelta a lo básico. El equipo da por hecho su presencia, la calma y el equilibrio que aportan al grupo. Y entonces, en ese partido en el que por una u otra razón no están se desata la tormenta: el ancla ha desaparecido, el barco se zarandea y el rugby de tu equipo, hasta entonces un vals controlado, se convierte en un baile frenético en el que no puedes controlar el ritmo. Sí, probablemente te has encontrado con ellos y él era uno de esos. Hace solo unos cuantos meses, pero parece que han pasado años. Mi mano vendada encima de una camilla, y unos cuantos doctores alrededor. Como esa escena de película, en la que quitan las vendas a un monstruo desfigurado, solo que esta vez, nadie tenía que alcanzarme un espejo. Ahí estaba, delante de mi cara. Un puñado de agujas, clavos que atravesaban de lado a lado, hilo, alambre, una chincheta y dios sabe que más. Tinte amarillento, olor a betadine y una hinchazón de dibujos animados. La imagen se completaba con un gran corte en zig-zag. Ni siquiera parecía mi mano, o una mano, una idea reforzada por el hecho de que las órdenes de mi cerebro para que se moviera se quedaban perdidas en algún punto de mi cuerpo. Sólo el dolor hacía mía aquella mano. Se que alguna vez te lo has preguntado. Quizás durante algún partido, o quizás mientras veías la serie de televisión. Ese personaje, ese jugador, uno te recordó al otro. Esa traición, esa gran victoria. Esa muerte dolorosa... y entonces te diste cuenta, que en el rugby existe un juego de tronos, una lucha por el poder y la supremacía. Tu mente comenzó a verlo todo de otra manera: líderes que se levantan, otros caen. Nuevo rey: ¡Larga vida al nuevo rey! Y mercenarios que se compran con oro. Esta será una nueva manera de ver el rugby, pero primero, hay que saber quién es quién en esta épica historia sobre la conquista del mundo ovalado. Bienvenido a los siete reinos... Fue hace sólo una semana. En las entrañas del Ciudad de la Plata, escuchando el rugido de 37.000 almas. Por última vez se iba a enfrentar a ellos… a los de negro. Escuchar el aliento acogedor a cada uno de los que salen vestidos de 'puma'. Al frente, Juan Martín, con los colores de la bandera en la cabeza dispuestos a recoger cada gota de sudor y sangre de su frente. Y sí, ellos tienen la 'haka'. Pero Felipe y los suyos cantaron aquel día la suya y mientras canta se agarra fuerte al 'Rengo' ¡Cuantas luchas y batallas juntos! De las gradas de cemento emerge imponente un solemne juramento sagrado: "Vivir coronados de gloria, o con gloria juramos morir". Hay personas en este mundo que simplemente se encuentran con una montaña inalcanzable nada más nacer. Sin tiempo para aprender, para forjar su carácter o para afilar sus dientes. Han nacido con una mano perdedora en una partida que no han elegido perder. Y con ese instinto de supervivencia no tienen más remedio que seguir hacia adelante, luchando una batalla perdida sin haber tenido jamás la oportunidad de brillar. Esta es la historia de cómo Pedro, uno de esos supervivientes, encontró el rugby. Y como el rugby cambió su vida. |
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October 2015
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