Cuando llueve, y cada placaje duele en lo más hondo te tu alma.
Cuando llueve, y cada vez que te caes, un rival se encuentra de pie frente a ti.
Cuando llueve, y las oportunidades se escapan de tus dedos resbaladizos, y de tus manos temblorosas.
Cuando llueve, y tu camiseta pesa quilates, y la responsabilidad y el miedo a perder toneladas.
Cuando llueve, y los que antes te adulaban y te daban palmadas, ahora giran su cabeza y miran hacia otro lado.
Cuando llueve, y cada paso que das te adentras más y más en el barro.
Cuando llueve, y parece que el mismo Zeus ha lanzado los rayos en tu contra.
Entonces, cuando llueve, levanta la cabeza y mira al cielo.
Aprieta los dientes tras cada placaje y vuelve a lanzarte contra el rival.
Levántate cada vez que te caigas, y desafía a tu rival con la mirada.
No tengas dudas y cree en tus posibilidades, y en aquellos que juegan y sufren a tu lado.
Siente el peso de la camiseta y disfrútalo, siente el escudo y el orgullo de hacer lo que te gusta.
Apártate de aduladores y acércate a los que siempre estuvieron contigo, en lo bueno y en lo malo, en los días soleados y en los días de tormenta.
Cierra los ojos y sigue caminando hacia adelante, por muy profundo que te hundas, siempre hacia adelante. “Solo el hombre penitente pasará”
Y dile al mismo Zeus que tu voluntad es más grande que todo el Olimpo de los Dioses. Has venido a jugar a rugby.