Para explicar el significado del concepto de Enforcer tenemos que cruzar el charco, y cambiar de deporte, acercándonos al Hockey Hielo, donde el Enforcer es una pieza clave en todos los equipos. En este deporte, donde el contacto es constante y muy agresivo, el Enforcer, normalmente un defensa y un jugador veterano, tiene dos funciones principales: 1) Acosar física y psicológicamente a la estrella rival y 2) Proteger a los jugadores importantes y los jugadores jóvenes de su equipo. Así pues, la mayoría de las veces que dos jugadores se quitan los guantes, se trata de dos Enforcers, y esa pelea que los ajenos al Hockey Hielo creen que es una acción espontánea y caótica es, en realidad, una parte planificada y fundamental del juego.
Pues bien, en el rugby, el concepto es básicamente el mismo, adaptándolo a la agresividad más limitada del deporte ovalado. Los Enforcers existen y han existido, son una pieza muy importante para aquellos equipos que lo tienen y una seria carencia para aquellos que no. Su rol es el mismo que en Hockey Hielo: proteger a los debutantes, a los jugadores importantes y a aquellos que centran la atención del equipo rival, generalmente los aperturas, y también proporcionar una válvula de escape al equipo cuando éste lo necesita, aliviando la frustración y el bloqueo que los equipos sufren con una tangana en el momento justo y en el lugar adecuado. Su trabajo es desagradecido y sucio, pero muy importante.
Llegados a este punto, seguro que se encuentran haciendo un recuento mental de aquellos jugadores que encajan con la descripción. Bien, repasemos ahora algunos de los Enforcers más famosos de los últimos años. Y si hablamos de la tierra de los Enforcers, hablamos de Sudáfrica. El juego Springbok se basa en un acoso incesante a los rivales, tanto dentro como fuera de la ley, tanto físico como psicológico. Y para todo esto, quién mejor que Bakkies Botha. Junto con Victor Matfield ha formado la segunda línea más poderosa del rugby mundial en los últimos tiempos. Botha recibió una tarjeta amarilla en su debut con los Boks, en 2003 fue acusado de morder al australiano Brendan Cannon y en 2009 recibió dos sanciones: una de tres partidos por golpear a Phil Waugh durante la liga, y otra de dos semanas durante el Tour de los Lions, por una carga ilegal sobre el pilier Adam Jones, que le causó una grave lesión de hombro y terminó el Tour del galés.
Sin salir de Sudáfrica, y en el contexto del Tour de los Lions de 1997, tenemos otro nombre, quizás menos conocido: Kobus Wiese. Kobus fue el encargado, durante uno de los primeros partidos de preparación de aquellos Lions contra el Eastern Province, de dar la “bienvenida” al estilo sudafricano. Según comenta la prensa de la época, fue el encargado de poner el “hospital” en “hospitalidad”. Su rol fue el de enviado de los Boks para transmitir un mensaje claro a aquellos Lions: Aquí no se viene de vacaciones. Y cumplió con su rol a la perfección en aquel partido.
Inglaterra también ha sido tierra de Enforcers. El gran capitán, Martin Johnson, era un Enforcer en el sentido más amplio de la palabra, siempre protegiendo los elementos claves de su equipo, sin rehusar el contacto físico pero con una notable habilidad para la “guerra psicológica”. Compañero suyo en Leicester y en Inglaterra, Julien White era un Enforcer en el sentido más físico: Su acción más notable fue la de tumbar a Andrew Sheridan de un puñetazo. Históricamente, también podemos destacar a “Iron” Mike Teague, que todavía es respetado en Australia desde que en el Tour de los Lions de 1989 destrozó al paquete Wallaby. Dice la leyenda que hasta en Escocia le tienen admiración.
Por último, no podíamos terminar esta sección sin nombra alguno de los múltiples Enforcers que destacan cada fin de semana en la Top14 francesa. Y es que uno de los principales atractivos de esta liga es la agresividad y rudeza, que ponen el contrapunto a ese rugby champán que juegan las innumerables estrellas del país. Y para destacar a uno, quién mejor que alguien que infunde miedo con la mirada: Mamuka Gorgodze, también conocido como “Gorgodzilla”. 1.96 y 120 kilos de carne pura georgiana hacen del delantero de Montpellier una auténtica bestia. Curiosamente, Gorgodze debutó con la selección en 2003 contra España, y desde entonces es el auténtico motor de su equipo. Desde 2007 ha recibido 16 tarjetas amarillas, y en 2010 fue sancionado dos veces por sendas peleas, una contra Sebastien Pages y la otra contra Alex Tulou.
Así pues, espero que la respuesta haya quedado clara. Los enforcers existen, han existido y seguirán existiendo en rugby, siempre al borde de la ley, siempre dispuestos a hacer del campo de rugby un saloon del viejo oeste, y francamente, ¡Bienvenidos sean!