Y de repente, a Geordan le llega un despeje del rival, el óvalo botando, directo hacia él. Murphy, colocado un par de yardas dentro de su propio campo lo coge, tranquilo, y comienza el movimiento para golpear un drop para horror del legendario entrenador australiano, Bob Dwyer. El grito de este último se escuchó en todo el campo, cuando Murphy se disponía a golpear… "Me cago en la p…", estalló Dwyer. Y mientras el grito resonaba en los oídos de los divertidos espectadores, el óvalo se encontraba en una trayectoria directa hacia los palos, que superó con claridad, en un viaje de más de 50 metros. "¡Me cago en la p… lo ha conseguido!", terminó Dwyer, dirigiéndose sorprendido a su banquillo, que en ese momento se partía de risa. Después del partido Greenwood, que ese día estaba lesionado, se acercaría a Geordan y le diría "ha nacido una estrella" bromeando, aunque las palabras llevaran su parte de verdad. Era el último episodio del ascenso de Murphy de amateur a profesional. Se había cerrado un capítulo.
Ese capítulo, comenzó, un año atrás. Entonces, Murphy era un auténtico 'todoterreno': jugaba con Waterpark los sábados en la All-Ireland League, con Naas en la Leinster League los domingos y todavía le quedaban ganas para jugar con el Waterford Institute of Technology. Según confiesa el propio Geordan, por aquella época era más que un apasionado del rugby, era un auténtico 'friki' del rugby. Ese extraño veneno que nos obliga a los aficionados de este deporte a querer siempre más rugby corría sin freno por las venas del joven Murphy.
Y así un verano, Kevin West, el antiguo entrenador de Murphy en las categorías inferiores, le llama para decirle que le había conseguido a él y a James Ferris, uno de sus compañeros en Naas, unas pruebas de tres semanas en Leicester. Murphy no se sentía del todo confiado: "Ya había jugado con la sub 19 irlandesa contra Argentina, pero aquello era otra historia, eso era rugby de élite y yo todavía no me sentía preparado". Eso le decía la cabeza, pero el corazón le dio la luz verde, y Geordan aceptó. West le consiguió alojamiento en la casa de un matrimonio, los señores Johnson. "No le di muchas vueltas a aquel dato, después de todo, ¿cuánta gente se apellida Johnson en Inglaterra? Probablemente tanta como Murphy aquí". Pero los dos jóvenes irlandeses pronto caerían en la cuenta de quién era el señor Johnson, para ser exactos cuando éste les enseñó las habitaciones donde iban a dormir: "Dave Johnson nos enseño las habitaciones, y de repente nos dijo, mirad, esta es la habitación de Martin, y vi aquella habitación llena de camisetas y medallas… Caí en la cuenta y me quedé alucinado".
Pasa la primera semana de entrenamientos, y el joven Murphy se defiende razonablemente bien en un partidillo al final de la misma. Se ha ganado el ascenso al segundo equipo. "Una vez más, me quedé totalmente alucinado cuando vi la lista del segundo equipo… ¡Estaba lleno de internacionales!" Dean Richards, John Wells y Dorian West entre otros. Todos promesas del rugby inglés. Las dos semanas siguientes transcurrieron como siempre transcurren en Oval Park: fueron duras, sin ninguna palmadita en el hombro y sin promesa alguna de que los chicos se iban a quedar. La única promesa que se les había hecho al llegar es que iban a mejorar mucho y así fue. La última noche, antes de volver a Inglaterra, la señora Johnson le comentó a Geordan que el equipo técnico estaba impresionado, y al día siguiente, justo antes de irse, les llevó a ver a Bob Dwyer. "Allí Bob nos ofreció un contrato de tres años como estudiantes. Es gracioso, Hillary Johnson fue mi primera representante".
Y en 1999, llega la titularidad con el primer equipo, en un partido decisivo ante Bath, con todos sus ex-compañeros de Naas en las gradas. "Más de 25 habían hecho el viaje desde Irlanda para verme jugar. Y en esto que consigo un ensayo interceptando un balón, y todos se vuelven locos, la cámara les enfocó y después del partido todo fue una gran fiesta". La primera habitación de Geordan en Leicester se la alquiló a un terco talonador que por entonces debutaría con Inglaterra frente a los All-Blacks: Richard Cockerill. Y la matriarca de los Johnson se aseguró de que Martin fuera una figura de referencia para Geordan. "Hillary le decía a Martin que me llamara de vez en cuando para ver si me encontraba bien. Martin fue de los primeros que conocí aquí en el club y siempre me fijé mucho en él, fue una persona que me ha marcado mucho". Son curiosos los giros del destino, pues si avanzamos 15 años, es ahora Murphy el capitán de los Tigers, y pese a haberse fijado tanto en Johnno, sus estilos de liderazgo son muy distintos. "No, no nos parecemos, yo soy muy tranquilo, relajado. Me gusta bromear todo el rato y reír. Martin era serio, intenso. Siempre pendiente de todo y siempre procurando ser un ejemplo. Pero cada uno es como es".
Su condición de Irlandés jugando en Inglaterra siempre le persiguió, y muchos argumentan que tendría muchas más caps con la selección de haber vuelto a Irlanda. "Para ser honestos, me han ofrecido mucho más dinero en otros clubes, pero aquí gané dos Heineken Cup y eso no se olvida. Hubo un punto donde podría haber sido seleccionable con Inglaterra y de haber tenido que elegir, me lo habría planteado seriamente. Siempre dicen que uno es de donde vivan sus padres, y es cierto, pero le debo mucho a Leicester. Aquí siempre me han tratado como uno más, como uno de los suyos".
El joven cachorro irlandés que llegó a Leicester a finales de los noventa es ya un viejo zorro. Hace mucho tiempo que está en los Tigers, pero nunca dejaremos de preguntarnos qué demonios hace un dublinés en la guarida del Tigre. Seguro que él mismo se lo habrá preguntado más de una vez.